Desafíos para la catequesis 2021

Ponencia para la renovación de la Catequesis  en nuestra Diócesis - 2018

1. Carta de nuestro Obispo Gabriel Mestre a los párrocos y catequistas de la Diócesis de Mar del Plata

Es mi deseo una Iglesia TRINITARIA, SINODAL Y PROFÉTICA. La catequesis debería girar en torno a estos ejes. El contenido esencial de la catequesis es y será este Dios que se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo;

  • una catequesis sinodal implica la capacidad de escuchar y escucharnos para caminar juntos y discernir juntos cual es la voluntad de Dios, lo bueno, lo óptimo y lo posible en sana tensión a un siempre más y mejor;

  • una catequesis profética que anuncie y actualice la buena noticia en las distintas circunstancias de la vida personal, familiar y social. ...

  • ir generando poco a poco en nuestras comunidades espacios para que niños y adultos descubran que la Iglesia es un lugar privilegiado para vivir y desarrollar todas las potencialidades humanas y espirituales para ir construyendo el Reino de Dios entre los hombres.

2. VER: la Iniciación cristiana en nuestro HOY

Somos llamados a ser cristianos injertados en Cristo por el Bautismo, ungidos por el Espíritu en la Confirmación, religados en comunión fraterna, para la misión.

La catequesis de iniciación cristiana, no es una catequesis pre sacramental, los sacramentos de la iniciación, son los momentos comunitarios (=eclesiales) importantes, salvíficos y significativos, que van señalando esa iniciación pero son Sacramentos para la vida, para la vida cristiana,
para la vida en misión.

Se percibe, sin embargo, un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica debido al secularismo, al hedonismo,
al indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas,
de religiones animistas y de nuevas expresiones seudoreligiosas. (Benedicto XVI en Aparecida)

*Esto nos habla de la universal necesidad de encontrar respuestas salvacionales, sentido a la vida, identidad trascendente... "Los enfermos y poseidos por demonios" de tiempos de Jesús... (Lc.5,40-41).

A nivel personal, el hombre post-moderno sufre de horfandad, soledad, tristeza, angustia existencial.

3. Convendrá por tanto intensificar la catequesis y la formación en la fe, tanto de los niños como de los jóvenes y adultos.

La reflexión madura de la fe es luz para el camino de la vida y fuerza para ser testigos de Cristo.

En este esfuerzo por conocer el mensaje de Cristo y hacerlo guía de la propia vida, hay que recordar que la evangelización ha ido unida siempre a la promoción humana y a la auténtica liberación cristiana. "Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios" (Deus caritas est, 15).

Para formar al discípulo y sostener al misionero en su gran tarea, la Iglesia les ofrece, además del Pan de la Palabra, el Pan de la Eucaristía.

Cada domingo y cada Eucaristía es un encuentro personal con Cristo. Al escuchar la Palabra divina, el corazón arde porque es Él quien la explica y proclama. Cuando en la Eucaristía se parte el pan, es a Él a quien se recibe personalmente.
La Eucaristía es el alimento indispensable para la vida del discípulo y misionero de Cristo.

Es necesario que los cristianos experimenten que no siguen a un personaje de la historia pasada, sino a Cristo vivo, presente en el hoy y el ahora de sus vidas. Él es el Viviente que camina a nuestro lado, descubriéndonos el sentido de los acontecimientos, del dolor y de la muerte, de la alegría y de la fiesta, entrando en nuestras casas y permaneciendo en ellas, alimentándonos con el Pan que da la vida.

Por eso la celebración dominical de la Eucaristía ha de ser el centro de la vida cristiana.

El encuentro con Cristo en la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización y el impulso a la solidaridad; despierta en el cristiano el fuerte deseo de anunciar el Evangelio y testimoniarlo en la sociedad para que sea más justa y humana. (Benedicto XVI en Aparecida).

4. Entre las "Acciones destacadas" de NMA, (Cap. 5) está la segunda: "Acompañar a todos los bautizados hacia el pleno encuentro con Jesucristo".

Esto toca de lleno a la tarea pastoraly catequística. Llegamos a muy pocos bautizados, la mayoría de los cuales no participan en la vida de la Iglesia [20]; estos deben vivir en plenitud su dignidad de hijos de Dios y experimentar la alegría de pertenecer a la Iglesia [21].

Navega mar Adentro nos dice:"La caridad pastoral de la Iglesia, que entre sus recursos cuenta con una gradual pedagogía, tiene la misión de conducir a sus hijos hacia una vida cristiana plena. En efecto, muchos no participan en la vida de las comunidades cristianas, debilitándose su sentido de pertenencia y el crecimiento en la fe.

Ante esa realidad de fragilidad espiritual, cada vez más acentuada, tenemos que poner un particular empeño para que, mediante un vigoroso anuncio del Evangelio,ningún bautizado quede sin completar su iniciación cristiana, facilitando la preparación y el acceso a los sacramentos de la Confirmación, la Reconciliación y la Eucaristía.

Con suave pero firme persuasión pastoral, hemos de invitar a participar de una vida cristiana que se distinga por el arte de la oración, y ponga su mirada en alcanzar la plenitud de la participación eucarística, sobre todo en la celebración dominical.

Todos los esfuerzos, mediante la implementación del itinerario catequístico permanente y el asiduo recurso al Catecismo de la Iglesia Católica, han de dirigirse a una renovación de la catequesis para que cada uno de los bautizados experimente cada vez más la presencia
y cercanía de Cristo vivo en su Iglesia en la participación en el Sacrificio eucarístico"
[22].

En la cita de este texto, debemos aclarar que al hablar de la iniciación cristiana, cuando dice "facilitando la preparación y el acceso a los sacramentos", no está diciendo que bajemos
el nivel o reduzcamos las exigencias -nivelando hacia abajo-,
sino que procuremos poner al alcance de todos -mediante métodos y acciones pastorales adecuados-, procesos de evangelización y de catequesis de iniciación integrales, básicos, profundos, sistemáticos y bien fundamentados, tendientes a formar verdaderos cristianos adultos y maduros en su fe. ¡Todo un desafío a nuestra creatividad! Y es por esto que se plantea hoy como urgencia un proceso evangelizador que anuncie a Jesucristo vivo, "camino para la conversión, la comunión y la solidaridad"[23]. Un verdadero anuncio kerigmático, seguido por un proceso adecuado de iniciación cristiana en estilo catecumenal.

5. Crear verdaderas y auténticas comunidades de vida cristiana: fuente y meta de la evangelización.

Lugar y ámbito donde se vive, se celebra, experimenta, comparte y se crece en la fe, no sólo como contenido que se aprende sino como vida cristiana, evangelio encarnado en la comunidad.

La catequesis sin comunidad se esteriliza[24]. La comunidad parroquial, casa de familia fraternal y acogedora, es lugar privilegiado para la catequesis. En la Eucaristía, mesa de la Palabra y mesa del Cuerpo y Sangre de Cristo, se alimenta la fe y la comunión de la parroquia[25].

Recordemos también lo que dice el JEP: "La parroquia coordina y anima la misión evangelizadora concreta. Es por excelencia una comunidad que catequiza, es decir: Comunidad que ilumina con la Palabra de Dios..., comunidad que convoca, integra y acompaña..., comunidad que hace crecer..."[26].

  • Comunidades vivas, casa y escuela de comunión "para ser fieles al designio de Dios y dar una respuesta a las necesidades del hombre de hoy"[27].

    Iglesia presente en medio de los hombres, en sus ciudades y lugares donde vive, que encarna los valores del evangelio, construyendo así la nueva sociedad, la civilización del amor, el Reino de Cristo. Esto significa que todos los bautizados deben poder vivir esta experiencia de comunidad, lugar donde se vive y comparte la fe, camino y ámbito de un verdadero discipulado[28].

  • Comunidades centradas en la celebración del misterio de Cristo (Pascua), en su presencia en medio de ella, en la efusión del Espíritu que guía y anima a toda la comunidad. La Eucaristía, centro de la vida eclesial, en especial la celebración del domingo, es fuente y cumbre -siempre- de toda la actividad de la comunidad[29].

  • La comunidad, fuente, lugar y meta de toda la actividad catequística[30].

6. Comunidades evangelizadoras:

Toda la vida internade las comunidades no tiene sentido si no se convierten en evangelizadoras[32]. La evangelización es una de las acciones destacadas de NMA. Entender la evangelización como un proceso que empieza siempre con el testimonio vivo de caridad y unidad de una comunidad encarnada en su medio; proceso que se sintetiza en los tres momentos infaltables a toda evangelización:

+ El primer anuncio (kerigma) que busca suscitar la fe y la conversión (momento misionero).

+ La catequesis de iniciación (catecumenado) que busca "hacer al cristiano", ayudándolo a madurar en la vida de fe, incorporándolo al misterio de Cristo y a la comunión eclesial mediante los sacramentos de iniciación.

+ Comunitario (momento pastoral): vida cristiana integrada, compartida, comprometida, en una comunidad de discípulos que celebra la fe en Jesús resucitado presente en medio de ella (Eucaristía), movida por el Espíritu que los une y hace misioneros; una Iglesia viva que da testimonio auténtico de unidad y fraternidad, germen del Reino de Dios en este mundo, cuna de la Civilización del Amor.

La evangelización y la catequesis renuevan las comunidades. Superar una pastoral meramente sacramentalizadora, y poner el acento en el proceso de transmisión, de crecimiento y maduración de la vida de fe; esto es, una comunidad en "clave" evangelizadora.

7 El Directorio Catequístico General

nos indicaalgunos "retos" para la catequesis, como condición para su vitalidad y eficacia: ser un servicio fundamental en la tarea evangelizadora, con acentuado carácter misionero, dirigida a niños, adolescentes, jóvenes y en especial a los adultos, formando, prioritariamente, a los catequistas capacitados para esta tarea[34].

La catequesis es parte integrante y primordial del proceso evangelizador. Este, sabemos, comienza con un primer anuncio (acción misionera), en el cual se busca transmitir y suscitar un acto de fe, de adhesión inicial a Jesucristo, un deseo de seguirlo y cambiar de vida.

Nunca dejaremos de insistir sobre la urgente necesidad de este primer anuncio, en especial en la época en que vivimos[35].

El anuncio del kerigma cristiano. Se busca despertar la fe y adhesión a Jesucristo, una sincera conversión, una nueva vida[36].

En el contexto de una Iglesia que sale de una situación de cristiandad, donde ya no hay una transmisión de la fe tanto en la familia como en la cultura reinante, ante una fuerte descristianización de la sociedad, y un hombre indiferente, que prescinde de Dios, debemos recalcar este momento fundante de la vida cristiana: la fe como respuesta a Dios que llama -ayudada por la Gracia de Dios-, y como opción libre y personal del hombre por Cristo.

Es la etapa previa a la catequesis y nunca deberemos darla por supuesto (aún en la catequesis para niños)[37].

8. Todo el anuncio misionero no tiene continuidad y queda estéril si no sigue a éste el momento catequístico.

No es sólo "aprender" y conocer la fe -que debe ser conocida-, fundamentarla, profundizarla, sino que este conocimiento debe llevar a una sincera conversión, un cambio de vida... convirtiéndolo en discípulo, testigo y misionero del Evangelio. Esto toca a la finalidad misma de la catequesis.

* el DCG afirma que 'la catequesis es elemento fundamental de la iniciación cristiana y está estrechamente vinculada a los sacramentos de iniciación'" [38].

Catequesis es educación en la fe y de la fe
[39].

En la fe: en un ámbito eclesial, donde se vive la fe en la presencia y acción de Dios -comunidad evangelizadora-
Y de la fe, es decir, ayudar al hermano a crecer y madurar en su vida de fe integralmente concebida: conocimiento de la fe, celebración de la fe, vida moral, espiritualidad, vida en comunión eclesial, misión asumida como compromiso propio.

* Dice el Directorio Catequístico General: "La catequesis es elemento fundamental de la iniciación cristiana y está estrechamente vinculada a los sacramentos de la iniciación, especialmente al Bautismo, 'sacramento de la fe'.
El eslabón que une la catequesis con el bautismo es
la profesión de fe, que es, a un tiempo, elemento interior a este sacramento y meta de la catequesis. La finalidad de la acción catequética consiste precisamente en esto: propiciar una viva, explícita y operante profesión de fe.

9. El DCG señala a continuación las características
de la catequesis de iniciación: [41]:

* La catequesis es una formación orgánica y sistemática de la fe...

* Esta formación orgánica es más que una enseñanza:
es un
aprendizaje de toda la vida cristiana, una 'iniciación cristiana integral'...

* La catequesis es una formación básica, esencial, centrada en lo nuclear de la experiencia cristiana, en las certezas más básicas de la fe y en los valores evangélicos más fundamentales...

* En fin, por ser iniciación, incorpora a la comunidad que vive, celebra y testimonia la fe. Ejerce, por tanto al mismo tiempo, tareas de iniciación, de educación y de instrucción.

Esta riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha de inspirar a las demás formas de catequesis.

10. De aquí se desprenden las tareas de la catequesis[42]:

* Propiciar el conocimiento de la fe. * La educación litúrgica.
* La formación moral. * Enseñar a orar.
* La educación para la vida comunitaria.
* La iniciación a la misión.

En esta praxis evangelizadora tiene gran valor la presencia comunitaria. El encontrarse con una comunidad acogedora, cálida, alegre, que con entusiasmo comparte la vida y la fe, suele ser para el hombre de hoy, inmerso en el anonimato de nuestras grandes urbes y necesitado de afecto, aprecio y reconocimiento, una experiencia impactante y determinante.

11. La catequesis de adultos es la forma principal de catequesis[50].

Muchas veces, nuestras catequesis apuntaban a "dar un tema", olvidándose de las preguntas que el adulto hoy tiene en su corazón, y dando respuestas a cosas que nunca se preguntó.

Si hay un lugar en el cual la catequesis necesita y debe ofrecer la vida de la comunidad como propuesta, es precisamente en la catequesis de adultos.

Integrarse no para "hacer cosas", sino para vivir , convivir y compartir la vida humana y cristiana.

El ser, el saber y el vivir son dimensiones propias de una vida cristiana comunitaria; el hacer es una consecuencia.
"La catequesis es un camino de crecimiento y maduración de la fe en un contexto comunitario-eclesial que da sentido a la vida"[52].

La catequesis de adultos es fundamental para la vida de nuestras comunidades. Tanto en su proceso de iniciación cristiana (o re-iniciación), como en su itinerario permanente. La comunidad se renueva con los nuevos miembros que se van incorporando. Hay que saber hacerles el lugar para la convivencia. Al respecto, conviene hacer algunas sugerencias:

- No siempre conviene integrar al adulto que recién se re-inicia en la vida de fe en alguna actividad de servicio (diaconía) en la parroquia: éstas actividades, generalmente requieren una vocación, un carisma, una capacitación, que no siempre tiene este adulto.

- El adulto tiende a compartir su vida y su fe en la pequeña comunidad donde se ha iniciado, donde ha hecho su primera experiencia de comunión y de encuentro con Jesucristo, lugar donde ha creado lazos de amistad: es necesario respetar esto[53].

La parroquia es "una comunidad orgánica de fe, comunidad de comunidades, de personas, de familias..."[54]. Recordemos que la comunidad es origen, lugar y meta de la catequesis.

- En la evangelización del adulto es fundamental respetar el proceso evangelizador. Especialmente, habrá que tener en cuenta el catecumenado de iniciación cristiana de adultos, que será siempre el paradigma de la catequesis de toda la comunidad.

Tenemos que abandonar la praxis tan extendida de "catequesis aceleradas", o abreviadas, o reducidas a unas pocas charlas, simplemente para cumplir y dar el sacramento, para "regularizar situaciones".

Hoy, realizar el proceso de evangelización de manera integral, es necesario y una obligación grave para el párroco que es el responsable de este proceso[55]. Recordemos que la finalidad
es "hacer un cristiano", uno que viva el misterio de Cristo incorporado como discípulo y misionero en una comunidad cristiana.

Esto debe ser tenido en cuenta especialmente en la actividad misionera, tan frecuente hoy; una misión desencadena un proceso evangelizador de iniciación cristiana. No es un momento aislado, puntual, que en pocos días se termina, sino que requiere continuidad, presencia, actividad catequística y comunitaria constantes.

Ante esta realidad, vemos que es indispensable, más que nunca, partir del anuncio explícito de kerigma. Proponer a nuestros jóvenes y adultos experiencias fuertes de encuentro con Cristo; vemos el éxito que tienen los diversos retiros y jornadas "de impacto".

Sin caer en exageraciones ni manipulaciones, es bueno que en cada comunidad parroquial se institucionalicen momentos específicos para el anuncio kerigmático, en clima de fervor, alegría, fraternidad sincera (ENCA 2007)

12. La catequesis familiar como camino de iniciación cristiana de adultos.

La metodología de la Catequesis Familiar fue un acontecimiento de suma importancia en la catequesis de nuestro país, y tomó fuerza a partir de las orientaciones del IIº Congreso Catequístico Nacional[59]. En poco tiempo se fue difundiendo e imponiendo hasta en los rincones más alejados y en las situaciones más disímiles.

Las bondades y respuestas que la misma aportó -y aporta- a nuestra praxis catequística tradicional es grande: logra que los padres se involucren en el proceso catequístico de sus hijos, se evangeliza al adulto y a toda su familia, ésta se integra muchas veces a la vida de la comunidad parroquial, mejora la calidad de la catequesis de los niños, etc.

- La CF siempre ha de ser primordialmente una catequesis de adultos. Una verdadera iniciación (o re-iniciación) cristiana para estos cristianos que la mayoría de las veces han vivido muy alejados de la vida de la Iglesia. La catequesis a los matrimonios deberá atender más a la situación y progreso en la vida de fe de los adultos que a la situación e itinerario que va realizando el hijo.

13. Documento de Aparecida

6.3.1 Iniciación a la vida cristiana
286. Son muchos los creyentes que no participan en la Eucaristía dominical ni reciben con regularidad los sacramentos, ni se insertan activamente en la comunidad eclesial. Sin olvidar la importancia de la familia en la iniciación cristiana, este fenómeno nos interpela profundamente a imaginar y organizar nuevas formas de acercamiento a ellos para ayudarles a valorar el sentido de la vida sacramental, de la participación comunitaria y del compromiso ciudadano. Tenemos un alto porcentaje de católicos sin conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo, con una identidad cristiana débil y vulnerable.
287. Esto constituye un gran desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educando en la fe y como estamos alimentando la vivencia cristiana; un desafío que debemos afrontar con decisión, con valentía y creatividad, ya que en muchas partes la iniciación cristiana ha sido pobre o fragmentada. O educamos en la fe, poniendo realmente en contacto con Jesucristo e invitando a su seguimiento, o no cumpliremos nuestra misión evangelizadora. Se impone la tarea irrenunciable de ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que además de marcar el qué, dé también elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza. Así asumiremos el desafío de una nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente convocados. 

288. La iniciación cristiana, que incluye el kerygma, es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado. Nos da también la oportunidad de fortalecer la unidad de los tres sacramentos de la iniciación y profundizar en su rico sentido. La iniciación cristiana propiamente hablando, se refiere a la primera iniciación en los misterios de la fe, sea en la forma de catecumenado bautismal para los no bautizados, sea en la forma de catecumenado postbautismal para los bautizados no suficientemente catequizados. Este catecumenado está íntimamente unido a los sacramentos de la iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía, celebrados solemnemente en la Vigilia Pascual. Habría que distinguirla, por tanto, de otros procesos catequéticos y formativos que pueden tener la iniciación cristiana como base.

6.3.2 Propuestas para la iniciación cristiana

289. Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el kerygma y, guiado por la Palabra de Dios, que conduzca un encuentro personal cada vez mayor con Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre 1experimentado como plenitud de la humanidad, y que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión.

290. Recordamos que el itinerario formativo del cristiano en la tradición más antigua de la Iglesia "tuvo siempre un carácter de experiencia, en el cual era determinante el encuentro vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por auténticos testigos"2. Se trata de una experiencia que introduce en una profunda y feliz celebración de los sacramentos, con toda la riqueza de sus signos. De este modo, la vida se va transformando progresivamente por los santos misterios que se celebran, capacitando al creyente para transformar el mundo. Esto es lo que se llama "catequesis mistagógica".

291. Ser discípulo es un don destinado a crecer. La iniciación cristiana da la posibilidad de un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo. Así forja la identidad cristiana con las convicciones fundamentales y acompaña la búsqueda del sentido de la vida. Es necesario asumir la dinámica catequética de la iniciación cristiana. Una comunidad que asume la iniciación cristiana renueva su vida comunitaria y despierta su carácter misionero. Esto requiere nuevas actitudes pastorales de parte de obispos , presbíteros, diáconos, personas consagradas y agentes de pastoral.

292. Como rasgos del discípulo al que apunta la iniciación cristiana destacamos: que tenga como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestra humanidad, fuente de toda madurez humana y cristiana. Que tenga espíritu de oración, sea amante de la Palabra, practique la confesión frecuente y participe de la Eucaristía. Que se inserte cordialmente en la comunidad eclesial y social, sea solidario en el amor y fervoroso misionero.

293. La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la iniciación cristiana y tendrá como tareas irrenunciables: iniciar en la vida cristiana a los adultos bautizados y no suficientemente evangelizados; educar en la fe a los niños bautizados en un proceso que los lleve a completar su iniciación cristiana; iniciar a los no bautizados que habiendo escuchado el kerygma quieren abrazar la fe.
En esta tarea, el estudio y la asimilación del Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos es una referencia necesaria y un apoyo seguro.

294. Asumir esta iniciación cristiana exige no sólo una renovación de modalidad catequística de la parroquia. Proponemos que el proceso catequístico formativo adoptado por la Iglesia para la iniciación cristiana sea asumido en todo el Continente como la manera ordinaria e indispensable de introducir en la vida cristiana, y como la catequesis básica y fundamental. Después vendrá la catequesis permanente que continúa el proceso de maduración en la fe, en la que se debe incorporar un discernimiento vocacional y la iluminación para proyectos personales de vida.

297. Los desafíos que plantea la situación de la sociedad en América Latina y El Caribe requieren una identidad católica más personal y fundamentada. El fortalecimiento de esta identidad pasa por una catequesis adecuada que promueva una adhesión personal y comunitaria a Cristo, sobre todo en los más débiles en la fe 3. Es una tarea que incumbe a toda la comunidad de discípulos pero de manera especial a quienes, como obispos, hemos sido llamados a servir a la Iglesia, pastoreándola, conduciéndola al encuentro con Jesús y enseñándole a vivir todo lo que nos ha mandado (cf. Mt. 28, 19- 20).

298. La catequesis no debe ser sólo ocasional, reducida a los momentos previos a los sacramentos o a la iniciación cristiana, sino más bien "un itinerario catequético permanente"4

302. La familia, "patrimonio de la humanidad", constituye uno de los tesoros más valiosos de los pueblos latinoamericanos. Ella ha sido y es espacio y escuela de comunión, fuente de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente. Para que la familia sea "escuela de la fe" y pueda ayudar a los padres a ser los primeros catequistas de sus hijos, la pastoral familiar debe ofrecer espacios formativos, materiales catequéticos, momentos celebrativos, que le permitan cumplir su misión educativa. La familia está llamada a introducir a los hijos en el camino de la iniciación cristiana.
La familia, pequeña Iglesia, debe ser junto con la Parroquia el primer lugar para la iniciación cristiana de los niños5. Ella ofrece a los hijos un sentid o cristiano de existencia y los acompaña en la elaboración de su proyecto de vida, como discípulos misioneros.

303. Es además un deber de los padres, especialmente a través de su ejemplo de vida, la educación de los hijos para el amor como don de sí mismos y la ayuda que ellos le presten para descubrir su vocación de servicio, sea en la vida laical como en la consagrada. De este modo, la formación de los hijos como discípulos de Jesucristo, se opera en las experiencias de la vida diaria en la familia misma. Los hijos tienen el derecho de poder contar con el padre y la madre para que cuiden de ellos y los acompañen hacia la plenitud de vi da. La "catequesis familiar", implementada de diversas maneras, se ha revelado como una ayuda exitosa a la unidad de las familias, ofreciendo además, una posibilidad eficiente de formar a los padres de familia, los jóvenes y los niños, para que sean testigos firmes de la fe en sus respectivas comunidades.

14 . El "Catecismo de la Iglesia católica" (1992) hará algunas aportaciones importantes a nivel de iniciación y ecuménico.

Recuerda la praxis de iniciación de la Iglesia antigua, que implicaba "un largo período de catecumenado", afirma sin ambages que el catecumenado pertenece al bautismo, "por su misma naturaleza", y por tanto no se debe prescindir de él, sea en un momento u otro del proceso de iniciación:

"Desde que el bautismo de niños vino a ser la forma habitual de celebración de este sacramento, ésta se ha convertido en un acto único que integra de manera muy abreviada las etapas previas a la iniciación cristiana. Por su naturaleza misma, el bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal.

No se trata solo de la necesidad de una instrucción posterior al bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona. Es el momento propio de la catequesis"6.

15. El "Directorio General para la Catequesis" (1997)

trata de este desarrollo, de modo especial a través de la catequesis en sus diversas formas, y a través del catecumenado prebautismal o de los "catecumenados" postbautismales o "cuasicatecumenados".

Recogiendo un texto del antiguo Directorio de catequesis, nos recuerda que "el modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, que es formación específica que conduce al adulto convertido a la profesión de su fe bautismal en la noche pascual"7 ... toda catequesis debe estar animada por una "inspiración catecumenal"8, ... "el catecumenado bautismal es el lugar típico de catequización"9.

A lo largo de todo el documento destaca la mutua relación y continuidad que existe entre los diversos momentos integrantes del proceso de iniciación: misión - evangelización - catecumenado - catequesis - sacramentos de iniciación, pues todo ello constituye un conjunto integrativo de la totalidad del proceso.

Lo califica como "proceso evangelizador o de evangelización" que implica: "testimonio cristiano, diálogo y presencia de la caridad, anuncio del evangelio y llamada a la conversión, catecumenado e iniciación cristiana, formación de la comunidad cristiana, por medio de los sacramentos, con sus ministerios"10.Y refiriéndose a la "coordinación de la catequesis" con otros aspectos de la misión dice: "La situación actual de la evangelización postula que las dos acciones, el anuncio misionero y la catequesis de iniciación, se conciban coordinadamente y se ofrezcan, en la Iglesia particular, mediante un proyecto evangelizador misionero y catecumenal unitario"11.

Esta coordinación es necesaria no sólo para el caso de los adultos no bautizados, sino también para aquellos "adultos bautizados que no recibieron una catequesis adecuada; o que no han culminado realmente la iniciación cristiana; o que se han alejado de la fe, hasta el punto de que han de ser considerados "cuasicatecúmenos".

... "se trata de impulsar una catequesis postbautismal, a modo de catecumenado, que vuelva a proponer algunos elementos del Ritual de la iniciación cristiana de adultos, destinados a hacer captar y vivir las inmensas riquezas del bautismo recibido"12. Se trata de un "cuasicatecumenado" que también puede proponerse a los jóvenes, teniendo en cuenta las diversas situaciones: "Entre las diversas formas de catequesis de jóvenes, hay que prever, teniendo en cuenta las situaciones, un catecumenado juvenil en edad escolar, una catequesis que complete y culmine la iniciación cristiana; una catequesis sobre cuestiones específicas; así como encuentros más o menos ocasionales e informales"13 Teniendo en cuenta que hoy la evangelización de los jóvenes requiere más una acción evangelizadora precatecumenal que una acción catequética catecumenal14.

Una cuestión decisiva es "quién realiza esta tarea". Por eso insiste en la gran importancia que tiene la comunidad cristiana, que es la que "debe ayudar a los candidatos y a los catecúmenos durante todo el período de la iniciación..."15; pero sobre todo en la insustituible función del catequista, especialmente durante el catecumenado o "cuasicatecumenado", por lo que se requiere que tenga una formación especial por la que se pretende que "el catequista pueda animar eficazmente el itinerario catequético"16, siendo al mismo tiempo "maestros, educadores y testigos"17

Para ello, si es preciso, ellos mismos deben seguir un proceso catecumenal: "Cuando la fe de los catequistas no es todavía madura, es aconsejable que participen en un proceso de tipo catecumenal para jóvenes y adultos. Puede ser el proceso ordinario de la propia comunidad o uno creado expresamente para ellos"18

16. Conclusión:desde el Vaticano II el tema tiene una presencia permanente en casi todos los documentos dirigidos a la Iglesia universal. Con contenido y aplicaciones pastorales diferentes, según se trate del catecumenado de adultos no bautizados, o del "catecumenado" de adultos ya bautizados: en el primer caso, es debe aplicarse lo que afirma la AG 13-14 y lo que se propone en el "Ritual de la iniciación cristiana de adultos"; en el segundo caso, se trata de un proceso o itinerario catecumenal, o "a modo de catecumenado", que aplica la dinámica y etapas a las diversas situaciones de los ya bautizados, pero no plenamente evangelizados ni catequizados ni sacramentalizados (porque no han recibido aún la confirmación, y a veces tampoco la eucaristía). Se trata de una situación que se ha incrementado en los últimos años, debido a una secularización y descristianización progresiva, que reclama con urgencia la evangelización o la "nueva evangelización". Se trata de una situación que replantea la misma iniciación cristiana, y el puesto que en ella debe ocupar el catecumenado, en cuanto que pertenece a su misma naturaleza y estructura.

[20] Ver: NMA. 90.   [21] Id. 91.    [22] NMA. 92.    [23] Ecclesia in America (=EA), 3.   [24] Ver: CT. 24.

[25] CT. 67. Ver también Directorio Catequístico General (=DCG), 69-70 y 220-221.

[26] JEP. 73.    [27] NMI. 43.   [28] Ver EA. 41 y el ya citado CT 24.   [29] Ver: NMA. 92.   [30] DCG. 158.    [32] Ver: EN. 15.   [34] Ver: DCG. 33.    [35] Ver: DCG. 61 y NMA. 77.    [36] DCG.53-55.   [37] Id. 62.

[38] Nuevo Diccionario de Catequética. San Pablo. Madrid 1999: La iniciación cristiana.

[39] Catecismo de la Iglesia Católica (=CEC); es importante ver los números 1229 á 1233 y lo referente al bautismo de adultos y al de niños: 1246-1255.

[41] Ver: DCG. 67-68.   [42] Ver: DCG. 84-87.   [50] Ver: CT. 43. Ver también: JEP. 56.   [52] JEP. 50.

[53] Ver: EA. 43. CT.24. Consultar también el documento: "Orientaciones para las comunidades eclesiales de base", de la CEA. Oficina del Libro.1998.

[54] LPNE. 43.   [55] CIC: Cns. 528; 757; 773; 776-777; 779.   [59] Ver: JEP. 77-81. 84. 88-89.

1 Cf. Símbolo Quicumque: DS 76.   2 SC 64   3 Cf. BENEDICTO XVI, Discurso en el Encuentro con los Obispos de Brasil, 11 de mayo de 2007.    4 DI 3   5 SC 19    61231

7DGC 59. Cf. Directorium catechisticum generale (11 abril 1971), n. 20. Recuérdese que esta afirmación ya la hacía la Catechesi Tradendae, n. 43.

8DGC 35. Cf. 68, 256.   9Ibid., 256.   10Ibid., 47. Cf. AG 11-14; EN 18-20.   11Ibid., 277. Cf. 272, 276.

12Ibid. 258. Es este un empeño que puede realizarse con motivo de los "encuentros presacramentales": Ibid.   258,b.   13Ibid., n. 185.   14Ibid., 185.   15Ibid., 256.   16Ibid., n. 235   17Ibid., 237.   18Ibid., n. 247,b.

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